CONTACTO Y APRENDIZAJE
El POTRILLO.
EL PRINCIPIO DE TODO.
Las primeras tres horas después del nacimiento del potrillo son cruciales. La información que recibe el potrillo la absorbe y retiene fácilmente de forma permanente.
Debemos aprovechar estas primeras horas para hablarle, tocarle y acariciarle todo el cuerpo. Sobre todo durante los primeros tres días. Así se establece con el potrillo una relación de confianza y de respeto, al mismo tiempo que le vamos a quitar sus miedos.
El caballo es una especie que los naturalistas llaman precocial. Significa que los potrillos recién nacidos son neurológicamente maduros al nacer. Son muy vulnerables inmediatamente después del nacimiento y deben ser capaces de identificar el peligro y huir si es necesario.
Los criadores recomiendan el parto de la yegua en el establo sólo para poder controlar fácilmente al potrillo desde el nacimiento. Después de un par de semanas, es mejor poner a la yegua y a su potrillo donde se puedan mover. Y si tienes más de una yegua, el potro se hará más sociable.
TRÁTALO CON AMOR. NO TE SERÁ FACIL.
Es importante tratarlo con mucha dulzura durante el primer mes y medio de vida. En este momento, el golpearse los dientes alcanza su mayor apogeo. Este comportamiento de los potrillos hacia los caballos adultos, es presumiblemente para reducir su agresividad. El “falso rumiado” no es lo mismo, y también en este momento alcanza su mayor uso.
A partir de los cuatro meses, el potrillo empieza a desarrollar relaciones independientes. Pasa más tiempo en actividades de los adultos, como pastando y descansando de pie.
Ten en cuenta que un potro no nace sabiendo. Tú eres el responsable de su educación. Y vas a ser su espejo. Debes ser amable, pero al mismo
tiempo muy firme cuando le exijas cosas. Si se da cuenta de
tiempo muy firme cuando le exijas cosas. Si se da cuenta de
que puede hacer lo que quiera.

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